miércoles, 31 de marzo de 2010

Villa ecológica – Trabajo de campo



Villa ecológica – Trabajo de campo
DANIEL E. CASTILLO TORRES.



Nuestro interés en la investigación etnográfica ha sido el encontrar una relación entre las mujeres y la toma de poder dentro del pueblo joven “Villa Ecológica” ubicado en las afueras de Arequipa. Lo que incluye una comparación con la población masculina. Si bien el sexo femenino es un tema de género, no podemos olvidar que esta categoría, hoy en día, ya explicado en nuestro marco conceptual sobre antropologia del género, es un constructo social donde los roles cambian y se adaptan a nuevas situaciones o nuevos problemas a los que se enfrentan las personas.

Durante el trabajo de campo notamos como las mujeres se haban adaptado al hecho de que los hombres salen muy temprano de sus casas para trabajar en otros lugares, como en construcciones, talleres, etc. lo que ocasionaba que muchas mujeres se quedaran en la villa. A pesar de que se encontraban algunos hombres, estos ocupaban su tiempo tomando cerveza y conversando, otros vendían materiales de construcción en alguna que otra tienda. Era día de semana y la villa parecía un pueblo fantasma, algunas mujeres paseaban de su casa a la tiendita junto a sus niños. El calor era intenso, estábamos entre cerros, por todo lado, aparte de las habitaciones de sillar, había tierra y piedras. Al fondo se notaba el Chachani junto al Misti, estos volcanes se notaban más grandes a comparación si los mirásemos desde el centro de la ciudad de Arequipa. El viaje no era largo, unos veinte minutos bastaba para llegar en una cúster (minibús) la cual llegaba hasta el paradero catorce, no iba más allá, a las canteras se tenía que llegar caminando unos diez minutos más. A la altura del paradero nueve, a tres cuadras se encontraba la cancha, lugar de encuentro, de fiestas, reuniones de todos los pobladores, al frente de ésta, el Wawawasi. Alrededor más casas de sillar, algunas iglesias pentecostales, algunos talleres de fierros, algunas tiendas de abarrotes y material de construcción.






Este era el paisaje donde las mujeres tomaban posesión del lugar por ser mayoría, la consecuencia del abandono y las políticas de trabajo. Por la mayoría de tiempo el pueblo joven de “Villa ecológica” se convertía en femenino. El pueblo joven va hacia el progreso urbano ¿pero quiénes podrían trabajar, mientras que los hombres estaban fuera? En la respuesta a esta pregunta se encuentra la posición del género femenino en su nuevo rol; este rol llevaría las siguientes características:



· La mujer podría usar las herramientas pesadas como: El pico, la pala, la barreta, y otros, para trabajar abriendo una zanja e instalar tubos de agua.
· Podría trabajar en las canteras.
· Levantarian sillares, cargarian objetos como escaleras, puertas, y otros.
· Estaría movilizándose para establecer el Wawawasi. Dicha institución estaría a cargo de mujeres de la zona.
· Serían promotoras para la creación de comedores populares.
· Pondrían tiendas de insumos, como abarrotes, restaurantes.
· Venderían comida, helados, chicha por las calles.
· Algunas mujeres formarían parte de la junta directiva de la villa, como la secretaria.



Todo ello indicaría que se estarían implantando nuevos roles a la vez de que se estarían creando nuevos puestos dentro de la sociedad. Ampliando las actividades, las mujeres han salido del ámbito privado (la casa) al ámbito público (la calle), ocupando aquellos puestos y modificando sus roles de participación. Lo que indica su participación en política al decidir en asuntos públicos (Victor Turner, Schartz y Tuden). La política en cuanto a poder y dirección sigue estando en manos de los hombres, como del dirigente de Villa Ecológica, el sub dirigente, y otros cargos más, pero lo cierto es que, las mujeres están tomando más protagonismo y sus decisiones quizá estén teniendo más peso.

A pesar de que el progreso y las relaciones con el Estado hayan promovido y negociado muchos elementos que tiene la “Villa Ecológica”, como agua, luz y cable de televisión; aún se contrasta con la ciudad y centro de Arequipa, un sector donde la pobreza se refleja en la arquitectura, en los niños que juegan en un patio que se pierde con el paisaje, y se funde con una naturaleza seca y hostil, por la cantidad de polvo, las construcciones y las canteras. Quizás sea un modo de vida, la cual ha sido adaptada al medio, en la cual el tema de felicidad no se ha perdido y se refleja en la sonrisa de los niños de la escuela que a modo de juego tiran piedras en la torrentera o juegan con la pelota en la plaza de toros.
Las personas viven con la esperanza que pronto “Villa Ecológica”, tanto la zona antigua y la ampliación serán legales, lo que indica que cada quién tendrá su título de propiedad, así mismo, aún falta el pavimento de las calles, faltan las zonas verdes, y mejores condiciones de vida en su mayoría. Pronto todo ello a medida que se vaya poblando y la gente tenga mayor poder hará realidad su sueño, y sus propiedades valdrán más. En la actualidad muchas cosas se están cumpliendo, como la construcción de un mejor y nuevo colegio en la parte alta, la construcción de un reservorio gigantesco cuyas tuberías que abastecerán de agua a Arequipa obligatoriamente pasarán por “Villa Ecológica”, también podemos encontrar algunas casas con dos o más pisos hechas con cemento o material noble.


domingo, 14 de marzo de 2010

Qué nos hace pensar que todo lo que hacemos lo decidimos nosotros.

Hace frío cuando camino al lado de los números, aunque a veces es necesario hacerlo. El miedo es tan humano como la sonrisa de un rostro. Las palabras brotan de la fuente de vida que sin decidir cuán buena o cuán mala haya sido ésta, veo un hombre que construye a pesar del viento.

Quién es ese hombre, que a pesar del frío y del viento se nota en el semblante aquella sonrisa fiera, será el que busca ir en contra de la corriente, o quizá alguien más atrevido aún: el que va contra las leyes de la naturaleza humana. Qué se ha creído éste, si no es más que un pobre hombre, allá solo en plena calle y con sus herramientas en alto, mostrándolas tratando de atemorizar a aquellos dioses que quieren interrumpir el destino triunfante que ya le ha sido señalado. Es una lucha de fuerzas, que ha modo de las antiguas batallas griegas, es el hombre el que se enfrenta a sus creadores, al igual que Perséo, y es que si ustedes conocen la historia, el enfrentamiento no sólo era de un hombre frente a los dioses, sino de Dioses frente a Dioses, en el gran tablero del juego de la vida, en el que el hombre era la pieza que se deslizaba en el tiempo y en la toma de decisiones. Ese hombre que no estaba a la altura de los Dioses, una creación inacabada, que al igual que Frankenstein, quiere revelarse como nuevo ser.

A pesar de eso el hombre sigue construyendo su escalera al cielo, aunque el viento en ocasiones lo haya desviado o el frío haya congelado sus pies, o quizá peor aún, que sus propios hermanos lo hayan condenado. ¿Qué poder tiene este hombre? ¿Cuál de todos los dioses le ayuda? No hay bien ni mal con tantos Dioses, solo deseos y sentimientos que se enmascaran muchas veces en razones incomprensibles para cualquiera que este viendo a alguna persona moviéndose.
La paz viene cuando nuestros pensamientos y sentimientos están de acuerdo con nuestras acciones, cuando las alas de nuestra imaginación separan lo físico de lo invisible, y es cuando nuestro cuerpo no vive si es que no persigue aquello que se le va.

Es el medio ambiente el que absorbe toda la humanidad de aquel hombre, y que no es más que su enemigo, al cual tiene que conquistar de cualquier forma, porque sabe que no puede vivir sin él. Puede ceder o no, esperar que calme el viento de vez en cuando, y en su sabiduría está claro que no siempre será invierno y que no siempre podrá migrar como las aves, y que puede quedar convertido en un faro inmóvil frente a la tempestad del mar (Shakespeare), olas que vienen y van, en la gran ruleta. Hay condiciones diferentes para cada persona que se considera humano, aún para los que miran sin miedo, y que éstas pueden determinar en algunas ocasiones la conducta de cualquier individuo. Y la reacción de éste determinará el habitus (P. Bourdieu) con el cual verá a sus iguales, y serán llamados los hijos de Dios. Serán una tribu, luego aumentarán de miembros y se reorganizarán a medida que pase el tiempo, crecerán hasta no poder, y a los hijos de los hijos, en donde la memoria pierde el rastro y el mito soporta la carga de la pérdida, se encontrará el lazo de aquel hombre que les prometió el cielo, aquel que luchó contra el viento y el frío y les enseñó la forma en cómo debía ser su pueblo, la fuente del linaje. La fortaleza que se mostró es el don que se construye al querer ser como el Dios de la fortaleza, revelándose a su condición humana y frágil, decide imponer su cultura y conquistar la naturaleza (C. Leví-Strauss). Aquél que está en las estrellas y quien nos mira desde el cielo, nuestro primer Padre, es nuestro Dios, nuestro mito, la respuesta a lo que el hombre es.

jueves, 4 de marzo de 2010

Marcha del 12 de febrero del 2010, Arequipa, Perú




Hecho por: Daniel E. Castillo Torres.
y Fotografía.

A las 7:30 a.m. en los Portales de Chiguata se concentraba gente proveniente de los diez distritos altos de los departamentos de Arequipa y Moquegua, ordenándose en tres filas sobre el camino, interrumpiendo el tránsito, esperando que llegue más gente; algunos ya aburridos de tanto esperar, se sientan a los costados de la vía, esperando que los líderes indiquen avanzar; mientras tanto los camiones van pasando en sentido contrario, abriéndose campo entre la gente que arrojaba las cáscaras de los plátanos en modo de quitar el aburrimiento, una buena señal de ánimo. De repente los dirigentes que encabezaban las colas de cada distrito formado, empezaron a ponerse de acuerdo quiénes iban a ir adelante, y quienes atrás; aún faltaba gente, pasaban las horas, hasta que por fin un ómnibus de no muy buen estado se estaciona, y bajan más personas; luego de la parte alta, donde se pierde la carretera que va a bordear el volcán Misti, aparece una turba de gente, que corre hacia nosotros en grupos, gritando y llevando al frente, carteles con los nombres de los distritos, con sonrisas, gracias y alegría, con mucho ánimo, más personas bajan corriendo y sobrepasan al grupo que los estaba esperando, despertando el ánimo del otro grupo, aquel grupo que los esperaba se levantó y le siguió. Ahora todos juntos emprenden la marcha hacia Arequipa.

Así comienza la travesía, el objetivo era llegar a la Plaza de Armas de la ciudad de Arequipa, donde los líderes de cada distrito, los alcaldes, tendrían que hablar con las autoridades regionales para poder llegar a acuerdos que beneficien a las comunidades de Arequipa y Moquegua. La carretera es el principal punto de confrontación. El asfalto es un indicativo no solo de desarrollo económico de esas zonas sino que se convierte en un símbolo que representa la unión y el poder en sí de las personas que viven en los distritos. La “Mancomunidad” organización creada por ellos mismos, alberga los intereses de todos los distritos, fue creada hace poco por un interés común, el asfalto de la carretera, lo cual ha permitido por primera vez en su historia la reunión de todos estos pueblos. Un nuevo sistema organizativo y político nació.

El asfalto de la carretera permitirá un comercio más productivo con la ciudad de Arequipa, los productos bajarán en promedio de una hora, a diferencia de las cinco horas a causa de la difícil carretera de tierra, piedras y llena baches que hay en la actualidad. Esta trocha, tal como la llaman los comuneros, atraviesa ambos departamentos, Arequipa y Moquegua. Se dirige hacia las alturas y en su recorrido se pueden ver los diversos productos que existen por la agricultura, por lo menos antes de llegar a los 4000 m.s.n.m., incluyendo a muchas comunidades de Arequipa en donde se cultivan alimentos como las habas y las papas; llegando a Moquegua encontramos otros productos como las uvas y las paltas. Aún más arriba de Pocsi, Omate, se encuentra la zona de pastoreo, de donde traen carne de alpaca y donde la agricultura ya es casi imposible por el intenso frío. El asfalto de la carretera ya era necesaria desde hace mucho tiempo atrás, en épocas cuando la salida de ómnibus de pasajeros y de carga para la sierra se hacía por ahí mismo, se viajaba hacia Puno o Juliaca. Pero no se realizó, sino que se asfaltó otras vías. Y a pesar de que existe una mina de Boro, allí detrás del Pichupichu, de donde se extrae aquel mineral y se lo lleva en camiones para su exportación, aún así, no se hizo nada significativo.

Los dirigentes, a quienes se reconocen por sus buenos sombreros y celulares, alcaldes entre otros, que llevan las banderolas, que guían a sus distritos con arengas como: “¿Quiénes somos?”, la gente responde: “¡Cháncas y Puquinas!”, al frente otra bandera que no pertenece a los distritos, pero sí al país del Perú, flamea escuchando los gritos de la multitud. Gente segura y llena de confianza hacia sus alcaldes. Estos líderes, de los cuales muchos de ellos eran visitantes para cada uno de sus propios pueblos natales; pueblos ya casi abandonados por los fuertes flujos migratorios. Estos alcaldes, eran ya migrantes retornados que habían salido a estudiar y trabajar en ciudades más grandes como Lima o Arequipa. Sus tierras que aún se conservaban en sus pueblos de origen, eran cuidadas por la gente antigua del lugar, padres y abuelos, que seguían viviendo allí. Se habían convertido durante su viaje en abogados, ingenieros, lo cual les daba cierto prestigio, gracias a sus estudios en las ciudades y el nuevo estatus adquirido, eran hoy, los nuevos alcaldes y líderes de aquellos distritos.

Al llegar a la ciudad de Arequipa, y caminar por las primeras calles, ver los puestos comerciales, saludaban a sus paisanos y les invitaban a unirse a la marcha; esas personas que salían de sus casas y tiendas, y les aplaudían, eran migrantes, que habían salido de sus comunidades tiempo atrás y habían comprado sus nuevas casas a la entrada de la ciudad, estas personas hacían sentir a los visitantes en familia y los recibían con sonrisas al entrar a la ciudad. Más adelante, mientras que la gente preguntaba qué tipo de manifestación era y preguntaban qué querían, la gente de las comunidades caminantes iba repartiendo sus productos e invitando a los lugareños. Símbolo de una llegada y de un encuentro amical. A medida que iban avanzando al son de los bombos, de la tuba, del clarinete, y de la banda, que tocaba música de aquellas partes altas, algunos se ponían a bailar mientras que por algún motivo esta gran marcha se detenía. ¡Adelante! Se escuchaba y con más ánimo avanzaba la turba de gente que, poco a poco, llegaba y se acercaba a la Plaza de Armas. El calor de la ciudad, por el buen clima, los recibía a la 1:00 p.m. del día.

Esto los alistará y re organizará en el futuro, cuando regresen hayan conseguido o no sus objetivos, los preparará para nuevas confrontaciones, nuevas alianzas, y nuevas maneras de desarrollarse en unidad. Es un cambio social, en las mismas raíces de los habitantes de la “Mancomunidad”. El futuro y las consecuencias se estudiarán más adelante, quizá enfocándonos en los jóvenes porque tendrán otro papel importante. Aquellos muchachos que se les veía vestidos con sus jeanes, junto a sus celulares, y todo lo que han aprendido y obtenido en sus migraciones temporales hacia la ciudad, ya sea por estudios o trabajo, serán los nuevos actores sociales y quizá los nuevos líderes. Pero eso requerirá otra oportunidad de observación a largo plazo, y una comparación para ver la evolución de esta organización humana.